domingo, 27 de abril de 2008

Una esperanza energética. Fitoplacton.

Uno de los grandes problemas con que nos encontraremos en el siglo XXI es el de la energía ¿Qué hacer para seguir manteniendo nuestro nivel de vida, basado en un altísimo consumo energético? ¿Cómo enfrentamos a la creciente demanda en ese terreno de macropaíses emergentes, con China o India a la cabeza? Las fuentes de energía tradicionales, como el petróleo o carbón, son contaminante y/o finitas. Las energías limpias y alternativas, eólica y solar como las más conocidas, tienen un indudable interés, pero su rendimiento es, por cuestiones de clima y luminosidad, muy variable. Además, comparadas con las tradicionales, resultan caras, manteniéndose por las fuertes subvenciones que reciben y que son, en realidad, las que las hacen apetecibles desde el punto de vista económico ¿No seria más interesante desviar estas subvenciones hacia la investigación de nuevas fuentes energéticas? En todo caso, tales energías nunca podrán satisfacer por sí solas las futuras necesidades, aunque sí jugarán un importante papel auxiliar.

Ahí está sin resolver el tema nuclear antes absolutamente demonizado por los ecologistas, pero ahora contemplado por algunas voces como la única alternativa global a la contaminación productora del cambio climático. Pero la energía nuclear sigue teniendo sin resolver totalmente el problema de sus residuos radiactivos y existe el temor a un accidente o un atentado terrorista. Además, su proliferación, véase el caso iraní, puede generar serias dudas de su derivación hacia actividades nucleares menos pacificas Así que también aquí conviene ser muy prudentes

¿Y entonces qué hacemos? ¿Es que hay algo más? Puede haberlo, y ese es el tema del presente artículo, la esperanza que le da título.

Se trata del fitoplancton. Es decir, esa inmensa cantidad de microalgas que proliferan en zonas superficiales de los océanos en las que, por diversos motivos, se producen ascensos desde los fondos de sales minerales como fosfatos o nitratos. El fitoplancton, productor marino, se comporta de modo absolutamente distinto al de los productores terrestres. Poca biomasa de fitoplancton, comestible en todo momento, permite que sobrevivan enormes cantidades de consumidores acuáticos. ¿A qué se debe esta peculiaridad? La respuesta es sencilla: estas algas microscópicas tienen una extraordinaria capacidad para, mediante la fotosíntesis, sintetizar materia orgánica alimenticia a partir de materia mineral, trasformando energía solar en energía química. Además su velocidad de reproducción es enorme, ya que un alga puede dar lugar a dos en veinticuatro horas o menos. Simultáneamente el fitoplancton nos hace el favor enorme de reducir el CO2 y aumentar el O2 en la atmósfera. Para entender lo que ocurre en los océanos, imaginemos una vaca alimentándose de fitoplancton. El ganadero observaría, sorprendido y satisfechísimo, que la vaca ya no precisa un prado de una hectárea, pues le llegan unos pocos metros cuadrados. ¿Esta productividad es explotable como recurso energético? Todo parece indicar que sí. Se precisan depósitos transparentes para que el fitoplancton transforme la energía luminosa en energía química presente en su biomasa. La combustión de esa biomasa en una central térmica libera energía calorífica necesaria para obtener electricidad. El CO2, vapor de agua y las cenizas resultantes deben dirigirse a los depósitos donde el fitoplancton los precisa como alimentos para realizar su función. Es difícil explicarse por qué no se pensó y se experimentó más con el fitoplancton como alternativa energética. Quizá porque la energía está en manos de técnicos, y poco cuentan en ese campo los biólogos. Justo lo contrario de lo que ocurre con la medicina, cuyos enormes avances en los medicamentos se deben casi siempre a su interrelación con los conocimientos biológicos

No se nos ocultan las mil y una dificultades técnicas del proyecto Pero es tan atractivo y tiene tantas posibilidades que se debe insistir en su estudio. Este artículo quiere ser una llamada de atención y de ánimo en tal sentido.