sábado, 2 de mayo de 2009

Problemillas y soluciones.

Algo realmente urgente, mucho más que el trato público de la gripe porcina para lo que todo indica que España está bien preparada, es la buena actuación ante la terrible situación económica en que se encuentra este país.

Aquí, casi nadie se da cuenta de que la crisis internacional, disponiendo de un gobierno responsable, tendría que ser vista como un anuncio adelantado, menos mal, de hacia dónde nos dirigíamos manteniendo la política económica desarrollada hasta ahora: ruina absoluta.

La posibilidad de mantener un déficit exterior permanente y en continuo crecimiento, una deuda externa descomunal y aumentando, una pérdida de competitividad cada vez mayor, una continua caída de la calidad educativa, una permanente dispersión de la autoridad entre distintas comunidades que dificulta el desarrollo de decisiones empresariales, etc., son problemas para los que, antes o después, hay que encontrar solución.

La crisis internacional, en España, puede dar lugar a dos tipos de respuesta: somnolencia permanente que culpa de la situación interna a los problemas internacionales, lo que parece que observaremos en nuestro Gobierno; o la inmediata y dolorosa decisión de mostrarle a la ciudadanía la situación en la que nos encontramos, que empeorará.

La deuda externa es de tal magnitud que no podrá ser pagada por nuestros hijos. Su mantenimiento resultará, año tras año, cada vez más caro como se observa con el incremento del bono de la deuda española. El Gobierno del PSOE está imitando el comportamiento del antiguo Gobierno argentino de Perón, que consiguió transportar a su país desde el 5º puesto mundial en RPC y receptor de multitud de inmigrantes españoles, a una posición casi tercermundista. Por lo que podemos ver en España, nuestro rescate en esta situación sólo lo pueden realizar los países del euro que, esperemos que pronto, nos llamarán la atención sobre la política económica desastrosa que se está desarrollando y el riesgo de expulsión de euro en que se halla nuestro país.

De momento, las claras advertencias de Almunia, que podría estar ocupando la posición de Zapatero, pasan desapercibidas, no se escuchan.

A nuestro Gobierno parece que le preocupa enormemente la cuestión del aborto, que hasta hace unos meses pasaba desapercibida y que fue situada en importante posición por reportajes realizados por periodistas del, poco progre, norte de Europa. También les interesa mucho que la unión y compromiso de fidelidad entre parejas de igual sexo tenga la misma categoría y nombre que el enlace matrimonial.

¿Por qué no se van a casar dos hermanos o hermanas que conviven? Así se podría garantizar, entre ellos, las posibles pensiones de viudedad y el buen trato de la transmisión patrimonial.

Cómo se preocupan los de nuestro Gobierno por lo de la llamada "igualdad". No toda, claro, ya que nada importa que cerca del 70% del alumnado universitario sea femenino, ni que el no completar la ESO, la obligatoria, lo incumplan el 38% de los alumnos y el 22% de las alumnas. Estas diferencias genéricas, no sexuales, carecen de importancia.

Lamentablemente, para nuestro Gobierno urge mucho más el arreglo de las cosillas de "igualdad" que nuestros pequeños "problemillas económicos". En este sentido, pronto propondrá que es necesario cambiar los DNIs de modo que no traten ya la diferencia sexual de los ciudadanos y que, simplemente, identifiquen nuestro género. Es lo progre.

Sin embargo, lo de solucionar el incremento galopante del paro, mejorar la educación, reducir el déficit exterior y la deuda externa o evitar la reducción de la RPC son, aparentemente para nuestro Gobierno, meros deseos burgueses.

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