martes, 14 de octubre de 2008

Fracaso escolar

Que nacen más niños que niñas y que la población infantil masculina supera a la femenina, son dos realidades de fácil comprobación estadística. Cosa de más compleja observación es la diferente velocidad de maduración de unos y otras.

Sin duda, el proceso de crecimiento femenino concluye antes que el masculino y los fémures de ellas dejan de alargarse antes que los de ellos. El hecho de ser más rápida la maduración anatómica femenina no admite discusión. Las dudas surgen cuando se analizan los procesos de maduración sicológica que se manifiestan de un modo muy claro, entre otras cosas, en el comportamiento, las inquietudes, aficiones y deseos.

Sorprendentemente, para las autoridades educativas el sistema nervioso, y más concretamente el cerebro, presentan procesos de maduración similares en jóvenes de ambos sexos, lo que justifica la enseñanza mixta e idéntica para chicos y chicas de la misma edad. Parece que cuestiones tan trascendentales como pasar, y en ocasiones sufrir, la menarquia o primera regla, no afectan a los procesos de maduración mental, y las niñas siguen siendo niñas, igual que sus compañeros de la misma edad.

Para complicar aún más las cosas surge un nuevo Ministerio, llamado de Igualdad, que no puede permitir la discriminación en el trato educativo, aunque ésta sea necesaria y urgente como indican todos los informes de carácter internacional.

¡Vamos camino de batir un récord europeo!, me decía el otro día un colega. De los 27 países de la UE-27 sólo dos, Portugal y Malta, nos superan en fracaso escolar. En los 24 restantes el abandono de la enseñanza obligatoria sin titulación, es claramente inferior al nuestro, que afecta al 30% del alumnado. Fíjate en otra cuestión, me comentó, lo curioso es que el fracaso afecta al 38% de los alumnos, mientras que entre las chicas se queda en el elevado, pero mucho menor, 23%.

Se observa sin dificultad que el actual modelo educativo es incapaz de reducir no sólo el fracaso escolar general, sino también la descomunal diferencia existente entre ambos sexos. Todo parece indicar que una educación claramente diferenciada podría constituir una respuesta adecuada a esta crisis. Sin embargo, la actuación de la nueva y falsa "igualdad de género" sobre la enseñanza, que impide toda diferenciación en el desarrollo de la capacidad cognitiva de chicos y chicas, conduce a que el fracaso escolar masculino se acentúe permanentemente.

Los que tuvimos la fortuna, hace bastantes años, de enseñar a jóvenes de 14 a 17 años en centros masculinos y femeninos, recordamos que el buen trato era más sencillo y que la generación de interés e incluso entusiasmo por distintos temas académicos resultaba mucho más fácil.

Retornar a esa situación, lamentablemente, no se contempla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente análisis. Quizás convendría sabesr qué difencias de conocimientos y enseñanza había entre chicos y chicas de la misma edad y curso en los institutos masculino y femenino.

Anónimo dijo...

"Despertar el interés y entusiasmo por distintos temas resultaba mucho más fácil". Algo así se dice.
¡Qué fácil es comprobar esto! Pensemos, por ejemplo, en el fútbol o en el baloncesto y en lo interesantes que resultan para los chicos.
¡Qué fácil es asociar esos dos deportes a la aritmética, a la geometría o a la estadística!
Los viajes de los equipos y la geografía, las lesiones y la anatomía...