La prostitución en España

La prostitución es otra actividad de la que nuestra "clase política", que no quiere ser vista como xenófoba, no se preocupa. Esta clase no vive en barrios afectados por la profesión que es ejercida, en un 90% de los 400.000 casos, por extranjeras. Según las progres retrógradas, próximas al poder, se debe eliminar a las mafias que importan y explotan a las prostitutas, para seguir dejando esta actividad laboral como permitida y, lo que es mucho peor, descontrolada.

Como nada dicen con respecto a si es urgente la actuación de la Inspección de Trabajo, estas trabajadoras seguirán, como hasta ahora, actuando en cualquier barrio vecinal, en cualquier apartamento de una casa de familias o, si lo encuentran más ecológico, en La Casa de Campo. Permanecerán sin estar reguladas como trabajadoras autónomas o por cuenta ajena, pero podrán seguir promocionando su actividad, legalmente, mediante la publicidad. No cotizarán a la SS ni sufrirán las debidas retenciones del IRPF porque sus ingresos deben mantener familias en sus países de origen. No se las someterá a los debidos controles sanitarios periódicos. ¿Para qué se precisan? Los que reciban alguna venérea, ¡qué espabilen!.

Como en su inmensa mayoría son extranjeras deben pasar a ser consideradas como turistas incansables. Nada de devolverlas a sus países.

Hace unos días, para magnificar el comportamiento de nuestra clase política en este tema, se pudo ver en TV un reportaje sobre la prostitución de menores rumanos/as en un parque infantil de un pueblo extremeño. ¿Ha sido un montaje u ocurre realmente? Es urgente tratar de arreglar comportamientos que conducen a España al tercer mundo. La prostitución infantil nos aproxima a ciertos países asiáticos y permite que pederastas europeos ya no precisen viajar hasta Tailandia. Para que estos nuevos negocios prosperen, la generosa Italia, que empieza a manifestarse xenófoba, nos enviará nuevas remesas de modélicas/os trabajadoras/es.

Si seguimos como Zapatero, inocente hipermétrope, veremos que estas cosas sólo ocurren en países lejanos que precisan nuestra ayuda. Aquí, nada de esto sucede.