miércoles, 3 de diciembre de 2008

Resistencia Democrática

Resulta muy sorprendente la reencarnación periodística de Felipe González. Se podría decir que está recuperando sus viejos tiempos franquistas en los que, tras reuniones clandestinas, se mostraba encantador para ciertas mujeres, algo más jóvenes que las que ahora disfrutan de su compañía.

Parece que FG quiere simultanear el dar trabajo a la prensa del corazón con la demanda de merecidos insultos por parte de la prensa política. La situación lamentable de España, que sólo está comenzando a manifestarse, tiene su origen en la deplorable actuación de este salvaje ignorante de simpática conversación. El desastre que se nos avecina es para echarse a temblar.

La crisis internacional, afortunadamente, lo único que ha supuesto para la española es adelantar su aparición. De no existir, este país seguiría creciendo como hasta ahora, de modo artificial, durante dos o tres años más. El inevitable hundimiento sería muchísimo peor que el que podemos esperar aquí, si las cosas se reconducen a tiempo con cierto sentido. Con la crisis internacional estamos en deuda ya que evita, queramos o no, la continua pérdida de competitividad, el aumento ilimitado del déficit exterior y la acumulación de deuda externa que ya es, actualmente, inmensa e impagable a corto plazo.

En poco tiempo la gente se preguntará qué se ha hecho de positivo en este país, en aquello que conduce a un desarrollo sostenible. Uno debe preguntarse cómo están en España las cuestiones esenciales para el buen desarrollo: educación, investigación, energía, distribución de recursos hídricos, tratamiento de la inmigración, comportamiento ante el déficit exterior y la acumulación de deuda, competitividad internacional, urbanismo, reparto del diverso y descomunal poder político diseñado, justicia y legislación, transportes, sindicatos, remuneración de funcionarios que ejercieron cargos políticos, trato de las cuestiones religiosas, etc.. La ignorancia que caracteriza a la descomunal clase política actual, a sueldo, es motivo de estudio sociológico. La situación de los medios de comunicación en España, dependientes económicamente de decisiones partidarias, debe resultar digna de estudio en países democráticos.

Espero que los españoles hayamos aprendido algo con la campaña electoral estadounidense.
Debates intrapartidistas continuos y prolongados entre posibles candidatos demócratas y republicanos. Si comparamos estas elecciones de partido con los métodos empleados por el PP y el PSOE para nombrar a Rajoy y a Zapatero, nos damos cuenta de que nuestros partidos con posibilidades de mayoría gubernamental desarrollan un comportamiento decimonónico. Una vez elegidos los candidatos a la Presidencia de EE.UU. de ambos partidos, se produjo un continuo contraste de opiniones entre ellos. Igual que en España en 2004, ¿verdad?, cuando el tonto Rajoy se opuso al enfrentamiento verbal con el ignorante y desconocido Zapatero.

En la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, a pesar de su denominación, no se trata de enseñar la diferencia existente entre un simple "habitante" de un país como España, y un "ciudadano" con responsabilidad en una nación democrática. Lamentablemente, esa no es la función de la nueva materia, interesada en la difusión del original "buenismo". Es lo que tenemos de elección hoy en día : tontismo rajoynil o buenismo zapateril. Uno y otro son igualmente desilusionantes e incapaces de enfrentarse a la depresión a la que nos dirigimos.

En tiempos de titiriteros de cejitas circunflejas agradecidos a la SGAE, sólo Rosa Díez y su nuevo partido parecen representar una alternativa de futuro ilusionante para este país.¿ Será Rosa Díez capaz de cambiar las siglas, que jamás logro recordar, de su organización? Es urgente, muy urgente, y facílisimo convertir a su partido en una alternativa política revolucionaria, en el sentido positivo del calificativo. RD no sólo son las iniciales de Rosa Díez, pueden ser siglas fácilmente propagables de Resistencia Democrática. Las alianzas políticas y electorales con Ciudadans de Cataluña resultarán muy sencillas. Sólo las siglas, modificables, y los medios de comunicación subvencionados dificultan construir una alternativa política de futuro: RD.

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