martes, 16 de septiembre de 2008

¿Abocados a ser fieles?

No os perdáis la noticia que  aparece en El País de hoy. Según las investigaciones de ciertos genetistas de Estocolmo, en un determinado cromosoma poseemos un gen que contiene la información para la síntesis de una hormona de composición "adecuada" o "modificada". Una, o en su caso la otra, llegan al cerebro por vía sanguínea. Allí la hormona alterada, sobre todo en los hombres, estimula la tendencia a la promiscuidad que se traduce en poca fidelidad sentimental. Nuestros cromosomas tienen origen paterno y materno, por lo que cada uno de los recibidos de nuestra madre tiene su homólogo procedente de nuestro padre. Los hombres esto último no lo cumplimos del todo porque, como ya sabeis, nuestros cromosomas sexuales X e Y son distintos, mucho mayor el primero. No indica la noticia en qué cromosoma se localiza el gen responsable de la síntesis de la hormona pero sí señala que, como cada cromosoma tiene su homólogo, podemos hallarnos en tres posibles situaciones: los dos genes tienen la información "correcta", uno de los dos es "inadecuado" o los dos propician la promiscuidad. Vaya, el cambio en alguna letra (A,G,C,T) altera alguna palabra ( triplete tipo CGA) con lo que se modifica el mensaje, la frase que ordena la síntesis de la hormona. Está claro. Si los genéticos investigadores siguen por este camino pronto se encontrarán con los teólogos. ¿Tus dos genes son inadecuados? Pues ya sabes, tienes que hacerte islámico. ¿Qué los dos son correctos? Harás un cristiano perfecto. Las dudas surgen con los heterocigóticos, ¿qué se hace con los que tienen el gen "bueno" y el "malo"? Lo mejor, creo yo, es que se hagan curas: ¡promiscuos sí, pero nunca infieles! Hasta otra que tenga gracia. Esto es demasiado serio para mí y no puedo más.

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