miércoles, 10 de septiembre de 2008

Justicia

Estoy meditando si debo o no recomendar que se traten ciertos temas. Poco después de hacerlo, lamentablemente, se presentan situaciones que ponen de manifiesto la urgencia de su estudio. Voy a limitarme a la cuestión judicial, que el otro día la veía necesitada de cambios urgentes y hoy no la veo, sino que la sufro y padezco. El CGPJ, nombrado como el consejo de TVE o de una telegaita cualquiera, acaba de destrozar moralmente a la familia gitana que, afortunadamente, sabe manifestarse y conseguir que los ciudadanos normales la admiremos por su comportamiento y por el "servicio público" que están desarrollando. A los jueces, ¿seguirán juzgándolos colegas o existe la remota posibilidad de que los jurados populares desarrollen esta actividad?
Casi simultáneamente a la actuación escandalosa del Consejo, una pareja asesina y descuartiza a otra. Resulta que el asesino salió de la cárcel 8 años después de liquidar a un taxista. Seguro que el Código Penal español sigue siendo de risa, pero aún así, ¿cómo se explica que un tipo que se ensaña y que apuñala "quince veces" para matar, salga de la cárcel a los ocho años?
Con respecto a pederastas, por ejemplo, que en este país reciben un trato de risa macabra, ¿por qué se suele hablar de tratamientos químicos y no de extirpaciones?¿ Existe algún mandato religioso, ético, moral o político que permite la extracción del apéndice o de las amígdalas, pero impide la de los testículos?
Bueno, no quiero hoy recordar la huelga de los funcionarios de justicia por las "escandalosamente injustas" retribuciones de los dependientes de la Administración Central.
¿En algún país democrático son tan fraternales la justicia y la injusticia?
La cadena perpetua, inexistente en España pero vista como necesaria en la mayoría de los países democráticos, ¿es una condena antiprogre? ¿No existen en España individuos inhumanos, peligrosísimos para los ciudadanos, que sólo deben estar encarcelados?
Tampoco interesa comentar que para delincuentes de muchísimos países ejercer su actividad delictiva aquí, si son detenidos, les resulta muy barata. Se instalan encantados por lo poco xenófobos que somos. Gracias a este buen comportamiento hemos conseguido convertir a España en el principal importador y exportador europeo de drogas. Lástima que este capítulo del comercio exterior no se tenga en cuenta para, de este modo, reducir el déficit del 11% que padecemos.

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